Cuando en tu casa nunca ha habido animales de compañía, te acostumbras a llegar, y que no haya nadie esperándote. Pero un día eso cambia. De repente entra un gato en tu vida, y la transforma completamente…
Ahora cuando te levantas a media noche a oscuras debes ir con mucho cuidado de no pisar unas patitas, que seguramente, siempre estarán justo en medio de tu camino. Al llegar a casa y abrir la puerta, de repente te encontrarás con dos ojitos mirándote fijamente y de inmediato esas cuatro patitas peludas se pondrán a andar delante tuya, a su paso, siempre lento, impidiéndote andar a tu ritmo. Y al levantarte del sofá para ir a la cocina, como por arte de magia, se despertará de su plácido sueño, y te seguirán allá donde vayas.
Pero reconozco que aunque estuve muchos años sin eso, ahora, amo esa sensación, y no sé cómo he estado tanto tiempo sin ella.
Por eso, y por mil cosas más, te deseo que sientas lo mismo que yo; por lo que la mejor manera es adoptar un gato, y de paso salvar una vida, conociendo así una nueva felicidad. Así que no lo pienses más y… #AdoptaUnGato
La ilustración de este post es de nuestra amiga Rosa Boschetti.