Durante mi niñez, jamás tuve un gato; es más, siempre quise tener un perro. Aunque debo reconocer que jamás tuve uno. Todo llegó al independizarme y vivir en pareja. Fue cuando conocí lo que era vivir con perros y gatos. Y debo decir que aunque al principio los gatos no me llamaban la atención, poco a poco empezaron a ocupar un lugar en mi corazón. Y con el tiempo ese espacio se hizo cada vez más grande. Hasta que llegó el día que pude afirmar que “AMO A LOS GATOS”.
De esto hace ya mucho tiempo, y aún hoy, no puedo asegurar porqué los amo. Pero cada vez que me levanto por la mañana, busco a alguna de mis gatas. Y cuando alguna de ella está ahí al sonar el despertador, y noto su ronroneo al acariciarla; entonces, es cuando se me dibuja la primera sonrisa del día en mi rostro.
Con esta pequeña vivencia, quiero comenzar la primera de varias. En las cuales me gustaría transmitirte el amor que se le tiene a los gatos. Y por supuesto, animarte a la adopción. Es la mejor forma de salvarles la vida. Y te puedo asegurar que merece mucho la pena, así que #AdoptaUnGato
Si te interesa el tema, puedes ver nuestro artículo sobre el ronroneo de los gatos.
La ilustración de este post es de nuestra amiga Rosa Boschetti.